Siempre se dice que los resultados en las marchas se deben en mayor medida a lo que se haga antes de la misma. En éste caso, así ha sido. Traté de ir razonablemente entrenado, bien alimentado, y con el punto de reflexión y de experiencia que me había dado el poco más de 1 año que llevo con la bici en serio.
Entrenado iba, gracias a seguir las directrices del plan de entrenamiento del libro “Planifica tus Pedaladas”, de Chema Arguedas, si bien personalizado am mi disponibilidad de tiempo. Alimentado, desde la noche del miércoles estuve cargando hidratos. Y con la experiencia, tratando de no repetir es estado de excitación que tuve la noche previa a la marcha de El Pavo en diciembre.
Habíamos quedado a las 6:15 en La Tana, según me dijo Triple Plato por teléfono la tarde antes, con lo que el despertador sonó a las 5:25. Había dormido casi de un tirón. ¡Bien! Tenía ya todo listo, sólo hacía falta desayunar, ponerme el culotte, calcetines, chándal, bajar la bici y la bolsa de deporte al coche, y a correr.
En La Tana sólo estábamos Triple Plato y yo. Víctor y su padre habían salido antes, Paco “El Italiano” se quedó dormido y salía más tarde, así como Jesús Cano. Tomamos rumbo a Alfarnate. Llegamos pasadas las 7. Aparcando encontramos a Jesús y enseguida fuimos a por el dorsal. Con el mismo daban una camiseta conmemorativa, una gorra y una botellita de 250 cl de aceite de Alfarnate.
No íbamos a desayunar ninguno de los 3, pero si pasaríamos por el baño, dos veces en mi caso. En ese rato, llegaron Jose María “Farma” y Paco. Aparcamos todos mas o menos juntos y comenzamos el proceso, casi de ritual, de ir preparando todo: bici, ropa, comida, manguitos, pulsómetro, etc. Por supuesto, con el preceptivo estiramiento.
Dan las 8:25, y nos dirigimos al centro del pueblo, en donde se da la salida. Como es habitual, con 15 minutos de retraso. Allí, al conectar el pulsómetro y calar altímetro, me llevé la primera sorpresa. En El Pavo en diciembre, al conectarlo, de la excitación o por la razón que sea, la primera cifra que vi fueron 135 ppm. El sábado fueron 94 ppm. No muchas más de las que veo en una salida habitual. La cosa pintaba bien. Esperamos un ratillo y se sale. Somos 183 ciclistas. Ahí confirmo mis pronósticos en cuanto a pulso. Voy muy cómodo, de charla con los compañeros, e intentando ir juntos lo máximos posible. La ruta parece ser que está prácticamente cortada para nosotros. Llevamos a la Guardia Civil y a la organización, y a los coches con los que nos cruzamos, los hacen parar en la cuneta.
Llaneamos 4 o 5 km, hasta que empezamos a subir el Puerto del Sol por la cara norte, vertiente mucho más corta, pero que viene bien para empezar a calentar en ruta. A continuación empezamos a bajar la vertiente larga del Puerto del Sol, e intento memorizar todo lo que puedo, pues puede ser de gran ayuda luego. Afortunadamente, los del CD Alfarnate (imagino), pintaron en el suelo la distancia a la cima. Así que sucesivamente vamos pasando las señales de 250m, 500m, 1km, 2km, 3km, 4km, 5km, 6km y 7 km. Ideal para regularse luego. Hago la bajada cerca de los compañeros, en el último tercio del paquete de 183 ciclistas. Veo todo el rato a Farma y a Jesús. A la altura del km 7, se cambia de carretera, dirección a Periana y Riogordo. La gente aprovecha para hacer pipí en la cuneta, y lo mismo hago yo. Ligero calentón para volver a pillar, aunque al ser en bajada suave, lo hago enseguida, aprovechando los coches de la organización.
Se transcurre por el sube y baja de la zona, y aprovecho para comer la primera barrita. Sobre todo por si acaso. Seguimos a ritmo suave, y de charla con los compañeros de club. Al paso por Colmenar y Riogordo, bastante gente en la calle nos aplaudía. A la salida del primero, cogemos la carretera por la que habíamos discurrido antes con el coche, y que empieza con unos 500m al 13% según la señal de tráfico. Estamos preparados para ello, aunque el Polar no me marca más del 11%. Continuamos rumbo al avituallamiento, para el que quedan 12 o 14 km. Ahí pierdo un poco de vista a los compañeros, pero se que están cerca. Tampoco quería mirar para atrás mucho rato, ya que no conoces a la mayoría de los ciclistas, y no sabes como se mueven y reaccionan. Mejor mirar para adelante y centrarse en las ruedas, afiladores y posibles extraños que pueden surgir.
Avituallamiento en la Venta de Alfarnate. Allí nos agrupamos los compañeros. Nos dan una lata de Aquarius, un plátano, una barrita y un pastelito. Hay agua y fruta extra para quien la quiera. Más que suficiente. Al rato, retomamos ruta hacia Los Alazores. Era ya la última subida antes de la subida final, con lo que la gente la tomaba con prudencia, y a la vez ganas de que llegase. En ese rato voy con Víctor y su padre Álvaro. Entramos en Granada, cruce de Loja y rumbo a Zafarraya y Ventas. Según se enfila la recta en la que se ve el arco de final del puerto de Zafarraya, se nota una cierta tensión en el ambiente, la gente quería bajar de los primeros, para no perder posiciones ante el tramo libre, si bien luego habría reagrupamiento por ralentización. Descendemos Zafarraya. Me tiro un buen rato por la parte derecha de la calzada, tragándome los parches del asfalto, hasta que me voy a la izquierda. Total, si tenemos la carretera para nosotros, así los evito, aunque con cuidado por algún camión parado en ese carril, convenientemente avisado por todo el mundo.
Cruce hacia Periana y ya se empieza a subir. Poco, pero con algo de tensión. Pasamos bajo el antiguo tren cremallera a Zafarraya y ¡TRAMO LIBRE! Cada uno según sus fuerzas. Ahí se me fueron Víctor y su padre. Les estuve viendo un buen rato. Empecé ligeramente detrás de Farma, al que sobrepasé a mitad de tramo. Jesús vino desde atrás y nos adelantó muy bien. Triple Plato empezó detrás y acabó detrás, con malas sensaciones según él. La travesía de Periana viene bien para recuperar, pues se sube poco. Ese trozo lo hago con otros dos ciclistas. En cuanto se sale del pueblo, veo la señal de 7km, y otra vez a sufrir. Subo a buen ritmo, sin pasarme mucho de pulso (media del tramo 168ppm, que es mi 85%), y relajado de desarrollo (34-24 casi siempre). Voy cogiendo gente, lo cual me anima. En una de las curvas de herradura del puerto miro para atrás y veo la ambulancia que hace de coche escoba como a 3 km por detrás, lo que me anima aún más. Van pasando las señales: 5km, 4, 3, 2, etc. En la de 1 acelero algo más, más que nada porque me esta doliendo ya casi todo. No tanto las piernas, sino el culete y las manos. Llego arriba, oigo como cantan mi dorsal ¡712!. Y paro el crono. Según mi medición 1h 01m 40 seg. Oficialmente 1h 2m 04 seg. La diferencia es porque yo lo puse en marcha al pasar yo por el inicio del tramo, y no la cabeza del grupo. Arriba me encuentro a Victor y a su padre, que han llegado 3 min o 4 antes que yo. Jesús ha entrado poco antes que yo, pues le veía delante en los últimos 500m, pero no está arriba. Una vez reposado un poco, tomamos por nuestra cuenta rumbo al pueblo. Aprovechamos para comentar impresiones. Llegamos a los coches, desmonto la bici y a la ducha, reparadora y que hacía falta.
Justo al terminar, para el pabellón, en donde dentro tenían montado el lugar de comida. Buscamos una mesa para los del club, y hacemos corro. La comida: paella, plato de jamón y queso y postre dulce. Bebidas, cerveza, refrescos y agua. Muy correcta.
Al acabar nos entregan los diplomas con el tiempo realizado y a casa, a reponer fuerzas. Esperando repetir el próximo año y en otras marchas, por supuesto.
El ritmo fue controlado en todo momento, excepto en el tramo libre, y a velocidades muy asequibles para el nivel de nuestro club. Se podría pensar en hacer un desembarco mayor de compañeros el año que viene.
Querría en éste último párrafo felicitar a los miembros del CD Alfarnate, y responsables de la marcha. Estupendamente organizada en todos los aspectos: comida, tráfico, velocidad de la marcha, etc. Así da gusto pasar el día.