martes, 25 de enero de 2011

Dos batallas de una misma guerra

Ahora mismo me tenéis librando dos batallas, dos luchas (por supuesto deportivas), que en realidad son de la misma guerra. Una es la puesta en forma, con vistas a mejorar mis prestaciones sobre la bici en éste 2011, y otra "La Batalla contra la Báscula". Empezaré por la segunda.

En los primeros días de enero, mi mujer y yo nos pesamos en la báscula doméstica. Ella como tradición enmarcada dentro de los propósitos que se hacen cada año nuevo, y yo como cónyuge solidario. No tenía consciencia de mi peso real, pues dejé de pasar por la báscula hace meses, cuando estaba estancado en 80,5 kg aproximadamente. Comíamos de todo, incluyendo aperitivos pre-comida, pero lo quemaba sobre la bici.

Y así era, pero ese día de pesada, ví 82,7 kg en el marcador digital. ¡Horror! ¡Había ganado peso! No es que me viese gordo, sino más bien me entró miedo por algunos de los hábitos alimenticios que llevábamos. Y claro, si haciendo ejercicio he ganado algo más de 2 kilos, si no lo llego a hacer...

Nos pusimos en marcha, con varios puntos clave.
  1. Lo primero, reducir el pan (que he de reconocer que antes de las comidas lo devoraba).
  2. También descartar los refrescos de cola, aunque sean "light". Lo mismo con las cervezas.
  3. Lo tercero, aperitivos fuera. Entre horas, picar una sola vez, y mejor fruta o yogur desnatado.
  4. Y por último, ya más aplicable a mi, las recargas de hidratos previas a las salidas exigentes, hacerlas el día antes a mediodía. Para las noches, lo mejor es proteína (carne o pescado).
Con estas premisas, desde el 6 de enero (día de la fatídica pesada), he perdido 2,8 kg. Hemos fijado un día a la semana para pesarnos, que es el martes o miércoles por la mañana. Así, el día 6 de enero dí 82,7 kg. El 11, 81,9 kg. El 18, 81,1 kg, y el 25 de enero, hoy, 79,9 kg. ¿Mi objetivo? Llegar a los 78 kg, el cual lo veo cerquísima.

Digo lo de un día semanal porque he comprobado que después de las rutas en bici, pierdo peso en forma de líquido. El día siguiente el cuerpo, el previsión de otra "paliza", retiene líquido, que tengo que ir expulsando en algo más frecuentes visitas al baño. Es al tercer día, ya pasadas 48h al menos desde el ejercicio, cuando vuelvo al peso normal. Y claro, como mis planes de salir son martes, jueves y sábado, es el mismo martes por la mañana cuando ha pasado más tiempo desde la última salida (normalmente 72 h desde el sábado a mediodía).

Volviendo a la primera de las batallas, la de la forma, estoy saliendo 2 días entre semana, a ritmos aeróbicos "quemagrasas", un total de 2 horas y media mínimo cada día. Así, me planto el fin de semana con 5 horas sobre la bici, de las que aproximadamente 4 suelen ser de trabajo en el intervalo 60 al 70% de las frecuencia cardíaca máxima (viene a ser entre 116 y 136 ppm). En la salida del club, que suelen durar estos meses algo más de 3 horas, intento mantenerme en los mismos márgenes, gracias a la ayuda de Paco Garrido, con lo que me sale un mínimo de 8 horas semanales, y poco menos de 200 km.

A la vez, aconsejan hacer tablas de ejercicios en casa, los días que no se hace bici, sobre todo para fortalecer tren superior: brazos, torso, espalda, etc. Y en ello estoy, con mi esterilla en casa, mis mancuernas de 2 kg, y mis tablas de abdominales, lumbares, flexiones, sentadillas, tijeras y demás. Lógicamente, no pretendo llegar a tener pectorales como Jesús Vázquez, pero si un cierto tono muscular que me permita soportar mejor las horas sobre la bici, porque algún día he terminado muy cansado de brazos.

Así que, después de 4 semanas del plan en ambos frentes, éxito por ahora. Me veo más cómodo pedaleando a velocidad de crucero, y con pulsos más bajos que el año pasado (el día de mayor pulso en éstas 4 semanas ha sido de 140 ppm, o 72%), y a la vez, estoy soltando kilos.

Hasta la próxima.